El Premio Nobel estrena nueva identidad visual


Establecido en 1895 por voluntad del químico, ingeniero, inventor, empresario y filántropo sueco Alfred Nobel, el Premio Nobel –otorgado por primera vez en 1901–, honra a aquellos seres humanos que han entregado el mayor beneficio a la humanidad. 

El trampolín para el desarrollo de la identidad visual, según explican desde Stockholm Design Lab, fue la medalla de oro de estilo Art Nouveau que se entregó por primera vez en 1902. De ahí surgió el nuevo logotipo, las fuentes personalizadas –Alfred Sans, Alfred Serif y Alfred Regular– y el actualizado sistema de colores. El resultado es una identidad más coherente que aumenta las posibilidades de reconocimiento y comunicación más efectivos del Premio Nobel.

El logotipo antiguo consistía en una fuente de estilo Times New Roman y una versión difusa de la medalla. El nuevo logo es muy simple y minimalista –como se suele decir súper funcional–, pero, al mismo tiempo, es majestuoso, digno y sofisticado, sin perder su conexión con el notorio legado del Premio Nobel. Este logotipo no es de carácter pretencioso, por lo que el uso de mayúsculas sin serifa funciona perfectamente, refrescando la imagen de la marca y situándola en el entorno actual.

«El objetivo de la nueva identidad de The Nobel Prize era garantizar la conservación y el fortalecimiento a largo plazo de la indiscutible y única posición de la marca», explica el equipo creativo.

En cuanto al nuevo sistema de story telling visual, la paleta de colores ha presentado un nuevo color para acentuar los detalles más importantes. «Si alguna marca puede reclamar el oro como su color natural, es, sin ninguna duda, el Premio Nobel», afirman los diseñadores. Con su clara conexión con los elegantes sistemas de color de principios de siglo pasado, la actualizada paleta de colores se combina bien con el oro. Este color majestuoso, como aseguran desde Stockholm Design Lab, refleja el legado histórico del premio y permite una presencia efectiva en el contexto digital.

En modo de conclusión, la nueva identidad visual del Premio Nobel –una armonía entre excelencia y accesibilidad– está formada para establecer una profunda comunicación entre las organizaciones y marcas de hoy y de mañana, pero sin romper la conexión con el gran respeto por el legado cultural y científico del premio.


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